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La respiración, el espíritu y la palabra

  • Foto del escritor: Carolina
    Carolina
  • 1 dic 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 18 ene 2021

El aire, uno de los 4 elementos que compone todo lo que nos rodea, es necesario en la producción y transmisión de algunos sonidos. Para vivir en el planeta Tierra necesitamos del aire, es por éste que respiramos y es por el aliento o soplo por lo que nuestro espíritu se puede encarnar en el cuerpo.


Cuando estamos en el vientre materno es la placenta la encargada de ayudarnos a respirar porque estamos conectados a través del cordón umbilical a ella y además nadamos en líquido amniótico, sin embargo, al salir de ese paraíso iniciático tenemos que ser capaces de recibir el aire a través de la nariz y empezar a respirar por sí solos. Esto nos permite adaptarnos y vivir, es decir, nos da la vitalidad para poder recorrer el camino que nos corresponde y sólo al final, cuando debemos retornar al origen, exhalamos el último aliento y perdemos la vitalidad del cuerpo.


Es por lo anterior que muchas culturas ancestrales han sabido de la conexión entre la respiración y el espíritu; etimológicamente se puede explicar desde el griego y el latín así:


El aire es el espíritu. Si nos remitimos a la etimología desde las raíces griegas tenemos que Πνεύμα (pnéuma) es al mismo tiempo aire y espíritu. De aquí se derivan palabras como ψύχω (psycho) que significa aire frío y ψυχή (psyché) que significa alma. En latín, por su parte, tenemos la palabra spiritus que significa aliento, soplo de aire, espíritu, estado de ánimo. Podemos decir que una persona sin aliento o sin ánimo no tiene vitalidad. Está claro que la respiración es lo que nos hace estar vivos, pero ésta va conectada al corazón. Así es como en la tradición china consideran el corazón como la residencia del espíritu. (Fragmento de mi libro inédito Camino del Grial).

Entonces una palabra como “inspirar” significa tanto llevar aire hacia los pulmones como generar ideas para activar la creatividad, y la creatividad tiene que ver con la energía vital que nos permite crear, tiene que ver con el espíritu y el ánimo que ponemos en lo que hacemos.


Justamente en esta época de pandemia en la que nos ponemos mascarillas para no respirar cerca de nadie, la energía vital ha descendido, la creatividad se nos dificulta para adaptarnos tan rápidamente a los cambios que no paran día a día y nos cuesta tener arriba el ánimo. Mi intuición me dice que es un momento en el que la vida misma nos cuestiona sobre lo que consideramos esencial y, ¿qué es más esencial que la respiración para vivir? Para mí, este momento es un llamado a volver al mundo del espíritu, a la creatividad, a subir la energía vital que hemos devaluado llevando unas vidas de una forma desastrosa y autodestructiva.


La respiración es lo único que nos hace vivir en el momento presente, es lo que nos mantiene en el único instante que existe: aquí y ahora. Respirar conscientemente y de diversas maneras es parte de las prácticas del yoga, el budismo, el tantrismo, el taoísmo, entre otras. Oriente le ha dado mucha importancia a este aspecto de nuestra naturaleza porque el secreto de la longevidad está en cuidar nuestra energía vital, por lo tanto cuidar la respiración.

Pero no sólo es importante respirar sino también lo que sucede con el aire en nuestro organismo. Desde la fisiología sabemos que respirar es un proceso mediante el cual recibimos oxígeno y soltamos dióxido de carbono para purificar nuestro cuerpo. Sin embargo, energéticamente eso es algo más profundo y una de las cosas que me parece importante recalcar es que cada que exhalamos deberíamos pensar: ¿qué le estoy aportando al medio que me rodea? ¿será que sólo estoy liberando toxinas de mi cuerpo? Deberíamos ser conscientes de que la respiración es lo único que compartimos con TODOS porque no podemos acaparar más aire para quitárselo al del lado, todos recibimos aire, todos devolvemos aire. ¿Y qué tal si damos lo mejor que tenemos dentro y no solamente lo que queremos soltar para desintoxicarnos? Ahí está la diferencia…


Y cuando exhalamos, podemos hacerlo en silencio o podemos usar el aire para hablar o cantar. Ahí está la clave de la creatividad. ¿Eres consciente de tus palabras? ¿Sabes que las palabras pueden modificar tu ser internamente y tu entorno?


La respiración consciente nos lleva a ser conscientes también del poder de la palabra. Nuestras palabras vienen del espíritu que habita nuestro cuerpo, ellas están conectadas con el aliento vital y por eso son tan potentes. Las tradiciones de diferentes lugares cuentan que el origen de este mundo surgió a partir de la palabra creadora, de un espíritu que a través de su aliento vital creó todo. ¿Será que en este momento de humanidad estamos llamados a crear de nuevo nuestro mundo? Yo creo que sí, esta situación global es sin duda un llamado a un cambio drástico que debemos afrontar como humanos para crear un mundo diferente y más amoroso.

La voz, las palabras, los cantos y los sonidos que producimos con nuestras cuerdas vocales son los que nos permiten comunicarnos, no solo con el mundo físico sino también con el mundo más allá del velo. Esto es algo que los magos, las sacerdotisas y sacerdotes de diferentes culturas saben y por eso existen invocaciones y cantos sagrados. Además, la humanidad canta desde que empieza a emitir sonidos. Antiguamente, las historias eran transmitidas de forma oral y por lo general acompañadas de instrumentos musicales; más que contadas eran cantadas.


Existe una conexión entre el corazón y la lengua, el músculo que nos permite articular los sonidos; además, el diafragma, ese fuelle que impulsa el aire de la respiración, está ubicado en el plexo solar, ese centro de vitalidad que, especialmente en las mujeres conecta dos órganos y dos conductos muy importantes: el corazón y el útero, la vagina y la garganta.


Sabemos por diferentes tradiciones que las mujeres tenemos dos corazones, pues nuestro útero también late y es el centro donde podemos gestar la vida, albergar a otro espíritu. Por otro lado, la misma anatomía nos muestra la semejanza entre la garganta por la cual sale el aire y la vagina, ese conducto por el que recibimos y damos vida. Cuando estamos centradas en nuestra respiración podemos conectar todas estas partes de nuestro cuerpo y por eso la voz en las mujeres necesita ser expresada.


Llevamos miles de años de represión, miles de años en los que nos han callado y ahora es momento de sacar nuestra voz. La vida nos está mostrando el camino para aprender a expresarnos a través del espíritu que es nuestra esencia. Las mujeres somos las custodias de la palabra, es a través de la madre que aprendemos la lengua y lo hacemos desde el vientre porque es desde adentro que escuchamos la vibración del sonido.


Todo es vibración. Mujeres y hombres estamos llamados a recordar que somos espíritus encarnados y que es momento de expresar, de crear, de vibrar diferente.

Carolina



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