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La Placenta, órgano sagrado

  • Foto del escritor: Carolina
    Carolina
  • 8 feb 2021
  • 5 Min. de lectura
Mírate el ombligo. Indudablemente, hay una pequeña depresión o cicatriz que ha quedado del desprendimiento de tu cordón umbilical, justo en el centro de tu cuerpo. Esta es una marca permanente, un recuerdo que te hace recordar a tu Placenta, que fue crucial en tu desarrollo como embrión y feto.
Robin Lim, La Placenta el chakra olvidado.

Cuando nos enteramos de que estamos en embarazo empezamos a pensar en todo acerca de este proceso nuevo por el cual está pasando nuestro cuerpo. Comenzamos a leer y a buscar información sobre las etapas de la gestación, el crecimiento del bebé, la lactancia, la crianza, los cuidados básicos y, en general, buscamos personas que nos apoyen brindándonos información adecuada, cuidados y compañía.


Es común encontrar cursos prenatales –sean particulares o los que propician las entidades de salud–, en los que explican someramente las etapas del parto, olvidando explicar en detalle todo lo concerniente al órgano protagonista de la tercera etapa de éste llamada el alumbramiento de la placenta. ¿Por qué sucede esto?


Podemos dar varias respuestas. Digamos que, entre muchos factores, prima el desinterés y la desinformación respecto a este tema, pues al sistema no le interesa mucho enseñar a las mujeres a pasar por sus procesos naturales de forma consciente.


Las instituciones de salud, por lo general, no tienen autorización de entregar las placentas a las mujeres que acaban de tener a su bebé. Por eso nadie habla de dicho órgano, ¿para qué informar sobre un “desecho biológico” que simplemente se envía a incineración y nadie reclamará? Es precisamente una pregunta que abre otros interrogantes para quienes estamos en una sintonía diferente y amorosa con este órgano al que consideramos sagrado.


El desinterés sobre la placenta puede ser excusado por no saber para qué y cómo es utilizada o simplemente por considerarla como un desecho. Sea como sea, pocas personas nos interesamos por este tema y nos cuestionamos el hecho de que luego de un parto no sea entregada la placenta a la mujer que la tuvo dentro de su útero por poco más de 9 meses compartiendo el espacio con su bebé.


Ahora bien, saliendo del polémico tema del destino de las placentas en nuestra sociedad, veamos cómo es considerado este órgano en otros lugares del mundo y qué trato se le da.


La palabra placenta viene del latín que significa torta plana, es un órgano que se forma a partir de las membranas fetales y se implanta en el útero, comunicando al bebé con su madre a través del cordón umbilical y recubriéndolo con un saco en el cuál se alberga el líquido amniótico. Como vemos, al ser hecha de las membranas fetales, la placenta comparte el mismo ADN del bebé, es como si fuera su hermana idéntica o, como otros la consideran, su ángel de la guarda.



Durante la gestación, la placenta es la encargada del transporte de diferentes sustancias al igual que de los tres alimentos que necesita el bebé: oxígeno, alimento que su madre consume y emociones. Todo esto pasa través de la sangre por el cordón umbilical.


La placenta funciona como una barrera permeable: deja entrar lo que el bebé necesita e impide el paso de muchas cosas que pueden hacerle daño. Esto es posible ya que la placenta tiene dos caras: un lado materno adherido al útero y un lado fetal del cual sale el cordón umbilical. La red de venitas que cubre toda la placenta se asemeja a un árbol frondoso con hermosas raíces y ramas.


Para la Medicina Tradicional China, la placenta es el órgano por excelencia que explica la existencia de los Reinos Mutantes (i), pues es un solo órgano que se comporta como riñón, hígado, corazón, bazo-páncreas, estómago, pulmones e intestinos. Un órgano que se comporta como cada órgano del cuerpo para permitir el desarrollo del feto. Un órgano en constante movimiento durante la vida fetal.


Dentro de esta teoría oriental, cada órgano tiene un espíritu y la placenta tiene la memoria de las funciones de todos los órganos del cuerpo, es decir que alberga ese espíritu y además tiene el mismo ADN del bebé y es quien lo alimenta y protege dentro del útero. ¿Cabe ahora alguna duda de que sea un órgano completamente mágico y sagrado? ¿Seguimos pensando que lo normal es dejarla en el hospital donde la desecharán?


Por otro lado, la comunicación entre la madre y el bebé es posible a través de la placenta sin que la mujer tenga que esforzarse. Sin embargo, después de ver lo mágica que es esta conexión, no está demás propiciar un desarrollo de consciencia por parte de la madre gestante para apreciar mejor este órgano. Sí, así como le hablamos al bebé que aún está en el vientre, hablarle a la placenta puede ser muy interesante. Mujeres de otras culturas que han tenido problemas con sus placentas han logrado solucionarlos simplemente conectándose con ella, hablándole, acariciando la barriga no sólo pensando en el bebé sino también en ese árbol de vida que lo protege y alimenta.



En diferentes culturas existen historias que de una u otra forma están relacionadas con la placenta. Ejemplo de ello es el mencionado árbol de la vida. Es la desconexión de nuestra sociedad actual la que nos mantiene alejados de la información sobre la placenta y sus misterios, pero esto no siempre fue así: muchos pueblos honran sus placentas enterrándolas bajo árboles que consideran sagrados o colgándolas de sus ramas. Otros prefieren comerlas como lo hacen los mamíferos normalmente. En otros lugares del mundo dejan la placenta pegada al bebé hasta que el cordón se desprende solo, entre otras prácticas conocidas.


En fin, hemos visto un poco las funciones de la placenta en el proceso de gestación, pero ¿qué es lo que la hace especial después del parto? La placenta está llena de hormonas y de sustancias que si son consumidas por la madre pueden ayudarla en su proceso de lactancia y en su recuperación postparto. Es capaz de detener una hemorragia postparto si se le administra rápidamente un trozo a la madre que esté perdiendo mucha sangre, ayuda a sanar a la mujer que tuvo problemas con la presión sanguínea alta y la hinchazón durante la gestación, si se procesa adecuadamente en polvos, cápsulas o tintas es posible conservarla por años y sirve de medicina a la madre en situaciones emocionalmente fuertes con ese hijo que estaba conectado a la placenta en su vientre.


Esto es poco para lo que se puede decir sobre un órgano tan maravilloso como lo es la placenta, sin embargo la intención de este corto texto es dejar la inquietud en sus lectores para que no se queden con la desinformación y se motiven a leer e indagar más sobre este órgano tan especial.


Debo decir además que la indicación más saludable para el bebé es que el cordón umbilical sea pinzado y cortado cuando TODA la sangre haya pasado de la placenta a su cuerpo, pues esa sangre es del bebé y tiene todo el derecho a recibirla. Si hemos visto lo valiosa que es la conexión con la placenta, es evidente la importancia de mantener esa unión el tiempo que sea necesario luego del parto, pues es indispensable para lograr una llegada a este mundo de forma más amorosa y consciente.


El hecho de conocer sobre la placenta a nivel espiritual y a nivel físico –con sus beneficios en el postparto– no implica que todas las mujeres quieran comerla o enterrarla, basta con que cada una se conecte con este órgano de la forma en que mejor lo sienta, basta con que cada una se plantee preguntas y empiece a asumir acciones al respecto, de forma que nuestra sociedad, poco a poco, vaya regresando a esa conexión que hemos perdido, conexión que tal vez mantendríamos con la fuente de vida si no hubiésemos sido separados pronta y bruscamente de nuestra placenta al momento de nacer.


___


(i) Los Reinos Mutantes son parte del círculo de la vida, son cinco elementos: agua, madera, fuego, tierra y metal; son mutantes porque se generan a partir del que lo precede, es decir, un elemento se convierte en otro y el que sigue en otro y así se mantiene el ciclo vital.


Carolina

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